¿A quién besará Guido?
Buenas tardes, señor Larva, encantado
¡PROXENETA!
sábado, 31 de mayo de 2008
viernes, 16 de mayo de 2008
Juventud, divino tesoro.
Esta reflexión la tengo en la punta de la lengua desde que vi el video que nuestra corresponsal Zukerfeld nos aportó acerca de las tribus urbanas que nos aquejan en estos días.
Más allá de cualquier reflexión que pueda hacer con respecto a las nuevas agrupaciones de pertenencia (las nuestras eran mucho más capas, loco) no entienden la depresión que me generó conocer sólo a los floggers. ¿En qué momento me volví alguien que no está en la onda?
¿De dónde salieron los emos? ¿DESDE CUÁNDO existen esos que son fanáticos de Slipknot y se visten así? ¿Sólo yo los veo como darks o también les pasó a ustedes? Jamás creí que a los 20 años no conocería las costumbres de aquellos cinco años más jóvenes que yo.
Cuando fui a consultar esto con otros círculos de debate, me corrigieron y supieron justificar mi desfasaje informativo con respecto a la realidad que nos aqueja. Me dijeron que las tribus urbanas no empiezan, como lo hacían en mis días, a los -ponele- 15 años.
No, historia pasada, ahora los floggers llevan el floggerío a flor de piel desde que tienen 12 años. ¿Qué nos está pasando? ¿Desde cuándo una persona de esa edad necesita un grupo de pertenencia? Que yo recuerde, a los 12 todavía elegía la ropa con el consentimiento de mi madre (de todas formas, eso también se puede adjudicar a que siempre tuve un gusto desastroso, pero bueno).
¿Qué se viene en unos años? ¿Jardines de infantes para punks? ¿Bebés emo? ¿guarderías dark?
En fin, esto no fue más que compartir mis pensamientos colectiveros y patear un poco más mi estudio. Espero que aporten su punto de vista a la causa, se los extraña, che.
¿De dónde salieron los emos? ¿DESDE CUÁNDO existen esos que son fanáticos de Slipknot y se visten así? ¿Sólo yo los veo como darks o también les pasó a ustedes? Jamás creí que a los 20 años no conocería las costumbres de aquellos cinco años más jóvenes que yo.
Cuando fui a consultar esto con otros círculos de debate, me corrigieron y supieron justificar mi desfasaje informativo con respecto a la realidad que nos aqueja. Me dijeron que las tribus urbanas no empiezan, como lo hacían en mis días, a los -ponele- 15 años.
No, historia pasada, ahora los floggers llevan el floggerío a flor de piel desde que tienen 12 años. ¿Qué nos está pasando? ¿Desde cuándo una persona de esa edad necesita un grupo de pertenencia? Que yo recuerde, a los 12 todavía elegía la ropa con el consentimiento de mi madre (de todas formas, eso también se puede adjudicar a que siempre tuve un gusto desastroso, pero bueno).
¿Qué se viene en unos años? ¿Jardines de infantes para punks? ¿Bebés emo? ¿guarderías dark?
En fin, esto no fue más que compartir mis pensamientos colectiveros y patear un poco más mi estudio. Espero que aporten su punto de vista a la causa, se los extraña, che.
viernes, 9 de mayo de 2008
Crisis maternal.
Antes de empezar a estudiar para el parcial que tengo ¡mañana!, quiero pasar por acá para prometer que ya se viene la encuesta de Mayo y para comentarles que estoy teniendo una especie de angustia maternal que no sé a cuento de qué viene. Tuve, anoche, tres sueños que involucraron a criaturas y en dos de ellos los niños se perdían estando a mi cuidado o quedaban a mi cuidado y yo lloraba por mi deficiencia como madre.
Citando a una gran obra de la escritura técnica contemporánea que tan significativa fue en la evolución de mi generación: ¿Qué me está pasando? (ver libro con título homónimo).
Cualquiera que atraviese o haya atravesado una crisis similar a la mía sin estar en vías de parir -cosa que la justificaría bastante- no tome a mal informármelo, podemos formar una fundación y reunirnos los miércoles a comer brownies contándonos nuestros pesares.
(Ah, en notas aparte, por demás ilustrativo el informe que recomendó nuestra lectora VIP en el posteo anterior. Lo recomiendo, pues es una joyita para los que ya no estamos en la pomada).
Citando a una gran obra de la escritura técnica contemporánea que tan significativa fue en la evolución de mi generación: ¿Qué me está pasando? (ver libro con título homónimo).
Cualquiera que atraviese o haya atravesado una crisis similar a la mía sin estar en vías de parir -cosa que la justificaría bastante- no tome a mal informármelo, podemos formar una fundación y reunirnos los miércoles a comer brownies contándonos nuestros pesares.
(Ah, en notas aparte, por demás ilustrativo el informe que recomendó nuestra lectora VIP en el posteo anterior. Lo recomiendo, pues es una joyita para los que ya no estamos en la pomada).
viernes, 2 de mayo de 2008
Contadores de chistes.
Hoy tuve una clase en la cual el profesor -pobrecito- se esforzaba a más no poder por hacer hilarante su clase.
Lejos de lograrlo, seguía intentando en su afán por robarnos risas.
Me dio un poco de pena y me puse a pensar que contar chistes no es un arte menor. No sólo son necesarios una buena humorada y un buen timing al contarla, también es necesaria una expresión dura cual roca que puede llegar a servir de salvavidas en el caso de que el chiste no cause el efecto deseado ("no lo dije para que se rieran, no es un chiste" se puede argumentar).
Me puse a analizar más aún el problema y descubrí lo mal que cuentan chistes todos los que me rodean. O los hacen larguísimos cual si de la historia sin fin se tratase o -y en esto me uso a mí de ejemplo- se empiezan a reír como idiotas antes de llegar al remate (no puedo evitarlo, mis chistes siempre me parecen los mejores).
Este posteo no pretende apelar a ustedes, sólo quería actualizar un poquitito el blog y esta fue la reflexión que hice en el colectivo.
Y para coronar este mensaje a la comunidad:
1º acto:
Un renombrado mago hace su show en Bolivia para las autoridades del país.
2º acto:
El mago pide un voluntario para el famoso truco de la caja y se ofrece el presidente del país.
3º acto:
El presidente de Bolivia se mete en la caja y el mago introduce su cuchilla en la mitad, separando en dos partes la caja.
¿Cómo se llama la obra?
Medioevo.
(Qué bueno es contar chistes por internet, al menos no me río como una impedida antes de llegar a cómo se llama la obra).
Lejos de lograrlo, seguía intentando en su afán por robarnos risas.
Me dio un poco de pena y me puse a pensar que contar chistes no es un arte menor. No sólo son necesarios una buena humorada y un buen timing al contarla, también es necesaria una expresión dura cual roca que puede llegar a servir de salvavidas en el caso de que el chiste no cause el efecto deseado ("no lo dije para que se rieran, no es un chiste" se puede argumentar).
Me puse a analizar más aún el problema y descubrí lo mal que cuentan chistes todos los que me rodean. O los hacen larguísimos cual si de la historia sin fin se tratase o -y en esto me uso a mí de ejemplo- se empiezan a reír como idiotas antes de llegar al remate (no puedo evitarlo, mis chistes siempre me parecen los mejores).
Este posteo no pretende apelar a ustedes, sólo quería actualizar un poquitito el blog y esta fue la reflexión que hice en el colectivo.
Y para coronar este mensaje a la comunidad:
1º acto:
Un renombrado mago hace su show en Bolivia para las autoridades del país.
2º acto:
El mago pide un voluntario para el famoso truco de la caja y se ofrece el presidente del país.
3º acto:
El presidente de Bolivia se mete en la caja y el mago introduce su cuchilla en la mitad, separando en dos partes la caja.
¿Cómo se llama la obra?
Medioevo.
(Qué bueno es contar chistes por internet, al menos no me río como una impedida antes de llegar a cómo se llama la obra).
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