jueves, 26 de junio de 2008

Jueves.

Hoy fue un día larguísimo. Y digo fue aunque debería decir es, porque faltan años luz para que me vaya a acostar.
Como leí una vez en un blog, mi atención a mi espacio es directamente proporcional a la cantidad de obligaciones que tengo en mi agenda.
Esto me hace pensar, entre otras cosas, en agendas. Nunca, jamás, pude llevar una por más de dos o tres meses. Ni siquiera cuando era más chica y tenía una amiga que, además de hacerme conocer el camino a la fama con videoclips caseros de baja reputación, me mostraba su agenda llena de vericuetos, secciones, colores, recortes, accesorios y secretos que le encantaba compartir conmigo. Ni siquiera en ese momento -y eso que para mí era super atractiva la idea- lo logré.
Ahora, por ejemplo, tengo una bastante linda. Es toda negra, sí, pero le puse en la tapa un dibujito que me regaló una amiga que no es la que hacía videoclips -esta, más chic, había obtenido el dibujito en algún territorio del viejo continente, yo no me codeo con cualquiera-. Además, es del tamaño de un cuadernito Gloria, sólo que mejor alimentada, más rellenita. Es muy linda, pero el problema sigue existiendo. Jamás pude mantener una agenda. No entiendo por qué me sucede, pero la cuestión es que mi soporte predilecto para mis citas siempre termina siendo mi mano (que recién ahora comprendo para qué es tan grande).
Y el día sigue siendo largo y yo tengo que ir a estudiar, pero todavía no entiendo por qué no puedo llevar una agenda y por qué ni siquiera pude hacerlo cuando mi mamá me había comprado la Pascualina que era re cara y casi que te obligaba a que la mamarrachearas toda.
También pensé que me irrita mucho que la guía t de bolsillo sea tan frágil y que sus páginas siempre estén doblándose de aquí para allá, pero creo que eso no es algo que me conflictúe tanto como lo otro.

4 comentarios:

Gilda dijo...

Muy gracioso. Porque hace unos días, estuve ordenando mis cajones (esa actividad que uno hace cuando tiene un poco de tiempo, y generalmente es una vez cada muerte de obispo)y encontré mi agenda pascualina y miles de KIO, y ahí me di cuenta lo que estaba ocupando lugar en mi cajón. No entiendo por qué uno era más capa cuando la tenía más gorda (y mientras escribo esto me doy cuenta de que se está tornando un poco sexual todo, como la infancia.

Otra cosa graciosa: ayer, salgo de puan, y veo que por la misma cuadra viene SK. Le digo:
-vas a la facultad?
-no, al supermercado.

Fue una de las conversaciones de dos líneas más graciosas que tuve.
O sea, sólo meli puede decir eso, y además ir al supermercado tan producida, diva total.
Qué capa.

miss japón dijo...

Una diva total, obvio, pero Gil, tengo que aclararte que ese GLAMUR lo acarreaba desde la cursada mañanera en la fadu (osea que es más divesco al asunto, porque obtuve esa megaproducción a las 7 de la mañana, no cualquiera, chupate esa mandaringui).
Es muy cierto lo de la agenda gorda. Trazando un paralelismo con la contemporaneidad, considero que las de agenda gorda eran, de una, las divinas (dejándonos a las Pascualinas escuálidas del lado de las populares).
Gil, sos el espíritu de este emprendimiento. No nos dejes nunca.

Anónimo dijo...

Tengo varios comentarios para hacer que me surgen después de leer este (pero también los demás, a lo lewin) escritos..
por un lado, creo que el uso de las agendas en personas como yo no funcionan porque obligadamente me tengo que comprar una agenda cuando empieza el año, pero termino sin usarla porque recuerdo las cosas una vez que las escribí en algún lado... religiosamente compro agendas todos los años y religiosamente son escritas de marzo a abril.. y el resto queda en blanco... (ahora escribo los celulares por si me roban el mio y pierdo aquella información que antes era recuperable pero ahora es como el fin del mundo su ausencia)
por otro lado, siempre detesté a la gente que tenía plata como para comprar la Pascualina. Esa agenda te obliga a escribir cómo te sentís, quién es tu mejor amiga, si te gusta un chico o qué mierda hacés cada segundo de tu vida... si te la regaló tu madre, yo creo que habría que tener cuidado porque es como una especie de "diario íntimo" más que agenda..
finalmente, la reflexión que me surge de todo el resto de tu "blog" es que te amo por ser tan elocuente... que te amo por ser tan simple... que te amo por hacer videos caseros y que te amo por contarle al mundo las cosas que descubrís!
la teto

Anónimo dijo...

Mi relación con las agendas es de lo más anormal. Hay años en los que me parece ridículo no tener una y otros, como este, en los que perdí la que compré sin haberle escrito una sóla línea. Igual, si revisamos mis agendas de años pasados, encontramos que algún mes está correctamente usada, con todas las anotaciones de una rutina escalofriante. Y de repente, meses en los que parece que me hubiera ausentado de la faz de la tierra.
En el secundario dejabas la agenda abajo del banco y aparecía con cartelitos de tus amigas dicéndote que te querían...
Creo que no tengo nada más que decir de las agendas. Es todo lo que me salió contarte pm.
En mis agendas del secundario tus cartelitos son infaltables. Y tu amiga de videoclips era famosa por sus cartelitos en agendas, lo recuerdo muy bien.
Aguante la teto!!!!!!!