domingo, 28 de abril de 2013

A mi ansiedad:

Acá estamos de nuevo, vieja amiga. Una vez más, nuestros caminos se unen en una mordida de uña, un TOC que nos cobija y el tamborileo nervioso de los dedos que ofrece una magnífica banda sonora para esta noche.
Cualquiera podría pensar que siendo tan viejas conocidas ya puedo manejarte con altura, pero no. No sé si será tu exceso de astucia o mi falta de capacidad, la cuestión es que caí una vez más. 
Me sorprende cuán mínimo puede ser el factor que gatilla el caos ansioso. Momento inicial: tranquilidad, un fin del fin de semana como cualquier otro. Segundos más tarde: la bajada de la montaña rusa, el juego de caída libre del Parque de la Costa, un avión despegando, escuchar mi apellido cuando espero para rendir un final. 
Llegaste y te instalaste, traviesa y escurridiza. Ahora tengo que manejarte. 
Una amiga me dijo que ella, para apalearte, bailaba. Otro me sugirió que escriba todo lo que gritaría a aquel/aquello que me genera este estado y lo mande a un destinatario neutral.
Grooveshark, canción moderna y a destinatarios neutrales lo siguiente:

No. No da. It doesn't give, baby. 
Las reglas eran claras: nos vemos pocas veces, hablamos sólo lo indispensable así nuestras neuronas no perecen en el intento, bailamos -porque es un lenguaje más universal-, nos reímos de nuestras diferencias y qué bello ha sido conocerte, cada uno sigue su camino. 
Nunca dijimos que valían los regalos y los chistes internos. Inventar un idioma mitad y mitad tampoco se podía.  Nadie te dijo que podías decirme que me ibas a extrañar mientras miraba por la ventana de Río. Nadie te dejó contarme tu vida entera mientras miraba por la ventana de Almagro.
Estaba claramente establecido: lo nuestro era el acontecimiento, no la duración.
Vos no hiciste caso. Pero no te preocupes, viste que yo soy un poco bastante apegada a las reglas. Por suerte las leí de nuevo.

(Y a vos, ansiedad, que debés haber mirado con ojos curiosos toda esa cursiva que no te incumbe: no creas que un pequeño triunfo te hace ganar una batalla porque el único fin de esta cruzada es aniquilarte).

4 comentarios:

Carola dijo...

"Estaba claramente establecido: lo nuestro era el acontecimiento, no la duración."

Si de verdad hubieras pensado que esto fuera tan así, hoy no le hablarías a tu ansiedad.

miss japón dijo...

Todos, a veces, nos olvidamos de las reglas.

Carola dijo...

Claramente jeje
(qué filosófica se puso la cosa eh...)

juli mazia dijo...

sí, es personal. contra vos ansiedad y tus irrupciones irreverentes e inoportunas. VENCEREMOS. atte jula y meli